sábado, 24 de abril de 2010

¡Que pretendo!

No pretendo ser un animal domesticado, ni rozar el respeto por la moral y las buenas costumbres a quienes les tengo miedo, tampoco a ser simplemente por mandato, no quiero portarme bien para ser igualado, porque he aprendido que los bien enseñados de la mala educación prefieren el silencio y no la palabra, el olvido y no la memoria. No ansío morir contento, ni tener una vejez digna, ni tener “seguridades” , tampoco un nivel de vida acorde a lo estipulado, porque no quiero resignar mi existencia a lo que poseo, prefiero celebrar la condición humana, sin transar con la muerte a cada paso, sin Cosificar mi existencia ni cometer el suicidio permanente de resignarme a este mundo arbitrario. Si pienso en la muerte, es porque me rodea y me pide que la vea, y si mirara yo por un segundo hacia otro lado, ahí donde se esconde la cobardía y descansa la negligencia, me condenaría a morir viviendo por mentirme tan descaradamente. Puede resultar un acto masoquista, o hasta innecesario dirían algunos, pero no puedo pensar en mi mismo sin otras manos con las cuales construir un nosotros, esas otras manos que sólo sirven para engrosar fortunas de unos pocos, esas otras manos, las de mis hermanos mal paridos por la historia, olvidados, desaparecidos, desterrados. Innecesario y masoquista es resignarse a la visita cotidiana de la muerte y el odio como destino.

1 comentario: