lunes, 28 de junio de 2010

sin titulo


Es necesario que su mente esté alienada. Lo sentimos mucho. Pero usted, para nuestros fines no nos sirve si encuentra algún tipo de placer en la mera idea de pensar en grupo. Usted, es, usted, y deberá tener noción del carácter supremo de su individualidad, eso nos agrada…a lo sumo, le consentiremos la osadía de pensar por “los suyos”, aquellas personas más cercanas sentimentalmente que constituyen un grupo reducido, su familia, también signada por relaciones económicas. Eso nos permitirá evaluar su conducta afectiva, que no estará del todo bloqueada en el proceso. Sus intenciones, la mayor cantidad que captemos en la vigilancia, a lo largo de toda nuestra ardua empresa, deben estar canalizadas hacia fines estrictamente individualistas. En nuestras manos queda hacer creer que usted tiene derechos y que además son inalienables. La trampa está en que usted sólo piensa en usted, y eso moviliza nuestra empresa. ¿Cómo pondríamos permitirnos que se propague una idea de colectivo, se imagina el daño que eso ocasionaría para nuestros fines? Nada más alejado de nuestra concepción arbitraria de mundo. Usted debe estar lo suficientemente solo, debe creer sólo en usted y estar dispuesto a hacer cualquier cosa a ese otro al cual le teme con tal de defender todo eso que cree “sus derechos, logros y libertades”. Por otro lado usted, no tendrá que preocuparse por los enemigos, nosotros los encontramos fácilmente para usted... Arizona, Tijuana, Venezuela, los negros de África, los sudacas, los bolitas, los paraguas, los homosexuales, las travestis…los pobres.

Ese otro sujeto encarna todo su miedo. Aquel que pretenda cuestionar la moral y las buenas costumbres, aquel que atente contra el status quo que entendemos como verdad absoluta e inmodificable, será percibido como una amenaza latente y se pensará mas en su adaptación o exclusión violenta que en la coexistencia pacifica. Ese otro diferente, será portador de toda su indiferencia y sanción. Sin dudas ese otro se convertirá en su enemigo como en una situación de causa y efecto. Otros, en oposición a un nosotros débil y egoísta. Todo poder debe lidiar con otros poderes que vislumbran sus certezas en el sentido contrario. Es decir, la descolectivización nos favorece por que usted no encontrará jamás una razón que le permita pensar en grupo, tampoco encontrará la fuerza suficiente con la cual empujar sus objetivos, entonces se sentirá indefenso, susceptible y sabrá que puede ser castigado en su indefinición y soledad, bien sabemos que en grupo usted se siente alguien, que es en grupo donde toma conciencia de sí, un ser perteneciente a un todo encuentra su complemento y se enaltece, se convierte en un ser sólido y capaz de llegar a las ultimas consecuencias para dar plano de realidad a sus objetivos, mientras que un ser solitario se haya incompleto y propenso a ser desmoralizado y sometido . Es preciso que su idea de un nosotros sea lo suficientemente blanda, maleable y corrompible y en eso trabajamos. Nuestra empresa se alimenta con miedo, ese es su combustible. Usted, solo, se encuentra indefenso, susceptible y sobre todo con miedo, jamás se levantaría de su indignación, nunca pegaría un grito desde su soledad reclamando eso que no le gusta, duele u oprime. y si deseara hacerlo usted creerá que habremos de tener resuelto el método a utilizar para aplacar su desobediente conducta que atenta contra el orden que profesamos y que atraviesa toda nuestra trama discursiva con el firme propósito de servir al poder. El discurso del orden se materializa en cada policía, en cada militar y en todos aquellos aparatos destinados a mantener el orden y actuar en consecuencia al poder.

El poder que se alimenta con poder, el poder que sabe usar el miedo y la manipulación excesivos pero audazmente disimulados y que posibilita llegar a sus fines, que no son otra cosa que el control de las acciones de los individuos. Usted tiene el poder solo cuando encuentra sus pares, y nuestra tarea radica en ponerles cara de enemigos. (Aquí se plantea el problema de las libertades, obligaciones y derechos que la sociedad civil cree tener como legítimos e inherentes a su condición y no como una herramienta más que facilita al poder el camino a su objetivo)

En algún punto, nuestra tarea esta centrada en crear intereses corporativos que se sientan como colectivos. Somos un enemigo camuflado, y nuestras ganancias nunca lo incluirán a usted, pertenecen a un interés privado, que logra atarlo de pies y manos y apretar con fuerza la mordaza. Nuestra invisibilidad nos permite distorsionarle a usted la fisonomía de sus pares, poner en el lugar donde deberíamos estar nosotros a un “enemigo” producto de nuestra creación, un actor que sufre lo mismo que usted pero en distintos niveles y contextos.( la clase media nunca se pregunta que tiene de similar a quienes viven en las villas miserias) Lo que los contrapone es la diferencia, aquella diferencia que siempre se verá como amenazadora y patológica y que se constituye en la principal herramienta que comprime cada tuerca de nuestra máquina. Usted aprenderá a desconfiar de la diferencia, a odiarla, perseguirla y excluirla, desterrarla, criminalizarla y sancionarla, ese diferente es presa de esta concepción del mundo que prefiere la unicidad que atrofia a la diversidad que enriquece. El otro, no goza del derecho de ser diferente. (Todos, somos el otro)

Si el telón de esta gran escena se corriera y quedáramos al descubierto significaría un gran peligro para nuestra empresa, pues verían que no somos tantos los hacedores de este sistema. Nuestra fuerza, a diferencia de lo observado en su comportamiento, no radica en la fuerza espontánea y colectiva, sino en lo fuerte y compacto de nuestras consignas y estandartes, en la fuerza no siempre física de nuestro discurso de orden, en suma, en el peso que tenemos en su conciencia. Su error básico, es que sus demandas carecen de estabilidad en el tiempo, son pensadas desde la espontaneidad y mueren antes de ser paridas, no llegan a sostenerse en la subjetividad que ordena y pone nombre al mundo, nosotros los hemos pensado y le hemos dado una nominación, pues quien domina, tiene a su vez la facultad de nominar a su voluntad. Es decir, ustedes se pensarán con nuestros modelos para ser pensados, y hasta tanto no exista una idea que se refleje en el plano material y que pretenda socavar este orden, nuestro poder seguirá filtrándose por los interminables vericuetos e intersticios de su conciencia, utilizando siempre las mismas armas, sin importar el contexto, pues lo que se modifica no es el miedo sino las formas y los fines a los cuales se quiera llegar por medio de él.

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